Un imparcial Vista de iglesia en el bosque

Solo con la carta circular del Pontificio Consejo para la Interpretación de los Textos Legislativos del 13 de marzo de 2006 se hizo totalmente claro el procedimiento eclesiástico a seguir en estos casos.

La Iglesia católica afronta profundos cambios en la Antigüedad Moderna. Por una parte, se inicia una expansión de las misiones hacia algunas zonas de África y Asia y en torno a América desde los viajes y conquistas de españoles y portugueses. Por otro ala, se viven fuertes tensiones internas y un deseo profundo de reforma.

Es la intención de este artículo chocar el concepto de Iglesia bajo la perspectiva dual de organización social y edificio.

Por ejemplo, una iglesia catedral es aquella en la que vive el obispo de una diócesis y hay una por ciudad. Una iglesia basílica es una que reviste mucha importancia por el hecho de ser el sitio de custodia de una o más reliquias, etc.

La doctrina de la Iglesia se resume en la imitación de Dios. Esta imitación se expresa en buenas obras, en abnegación, en apego a los que sufren, y especialmente en la ejercicio de los tres consejos evangélicos de perfección: pobreza voluntaria, castidad, y obediencia. El ideal que la Iglesia nos propone es un ideal divino. Las sectas que se han separado de la Iglesia han descuidado o rechazado una parte de la enseñanza de la Iglesia a este respecto. Los reformadores del siglo XVI llegaron hasta a desmentir del todo el valencia de las buenas obras. Aunque la viejoía de sus seguidores han desaliñado esta doctrina anticristiana, incluso ahora los protestantes consideran una locura la autorrenuncia (el “niégate a ti mismo”) del estado religioso. Incluso el mundo fuera de la Iglesia reconoce la santidad de su culto. En la solemne renovación del Sacrificio del Calvario reside un misterioso poder, que todos se ven forzados a inspeccionar.

[…] Es bueno que la Iglesia dé este paso con la clara conciencia de lo que ha vivido en el curso de los últimos diez siglos. No puede atravesar el inicio del nuevo milenio sin animar a sus hijos a purificarse, en el arrepentimiento, de errores, infidelidades, incoherencias y lentitudes. Distinguir los fracasos de ayer es un acto de franqueza y de valentía que nos ayuda a reforzar nuestra fe, haciéndonos capaces y dispuestos para afrontar las tentaciones y las dificultades de hogaño.[150]​

La contrarreforma fue la respuesta a la reforma protestante de Martín Lutero, que había debilitado a la Iglesia católica. Denota el período de resurgimiento católico desde el pontificado del papa Pío IV en 1560 hasta el fin de la Guerra de los Treinta Primaveras, en 1648. Sus objetivos fueron renovar la Iglesia católica y evitar el avance de las doctrinas protestantes.

Cuando hay apego no dejas a Cristo desaseado con los brazos abiertos por que te pidió que hicieras ciertas cosas: te das por completo aceptando las normas y condiciones.

Otro dogma sobresaliente en la Iglesia católica es la creencia en la presencia Vivo de Dios en la Eucaristía, en que mediante el cambio que es llamado transubstanciación el pan y el vino presentados en el Ara se convierten en el cuerpo y en la crimen de Cristo.[53]​

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Los pastores de la Iglesia gobiernan y dirigen el rebaño a ellos encomendado en virtud de la jurisdicción que Cristo les concedió. La autoridad de jurisdicción difiere esencialmente de la autoridad de enseñar, pues los dos poderes se refieren a objetos diferentes. El derecho a enseñar se refiere únicamente a la manifestación de la doctrina revelada; el objeto del poder de jurisdicción es establecer y poner en vigor tantas leyes y reglas como son necesarias para el bienestar de la Iglesia. Encima, el derecho de la Iglesia a enseñar se extiende a todo el mundo: La jurisdicción de sus gobernantes se extiende sólo a sus miembros (1 Cor.

Es posible confiarse la Iglesia mediante «un acto formal» de defección llamado Apostasía, cumpliendo con la manifestación formal de la voluntad de realizar tal acto en presencia de la autoridad eclesiástica competente.

Durante la preparación del my company Gentío del año 2000 (el 10-11-1994) el papa subrayó en una carta apostólica al episcopado, al clero y a los fieles: Ganadorí es ajustado que, mientras el segundo Milenio del cristianismo llega a su fin, la Iglesia asuma con una conciencia más viva el pecado de sus hijos recordando todas las circunstancias en las que, a lo amplio de la historia, se han alejado del espíritu de Cristo y de su Evangelio, ofreciendo al mundo, en ocasión del testimonio de una vida inspirada en los valores de la Certeza, el espectáculo de modos de pensar y actuar que eran verdaderas formas de antitestimonio y de escándalo.

Gracias a muchas personas, hogaño tenemos nuestra fe. Desde los primeros tiempos hasta el día de actualmente, desde los apóstoles, mártires, y tantos santos que, al adivinar su vida, nos mostraron el valor de nuestra Confianza. Ahora, el Santo Padre nos dice que nosotros, que cada individuo de nosotros somos la esperanza de la Iglesia, porque ahora nos corresponde tomar la estafeta de nuestra fe y transmitirla, para continuar a través de nuestro prueba esa gran costura que Cristo ha dejado: "Id por todo el mundo y predicad el Evangelio".

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